LOST LINKS es un proyecto creado por Katy Vives Phipps y Riot Über Alles. Colabora el músico Cristian Vogel.
HISTORIA DEL PROYECTO
En su origen la idea era realizar un montaje radiográfico ensamblando fragmentos de radiografías de animales, máquinas y humanos.
Se pretendía crear unos caracteres humorísticos y absurdos, unos seres imposibles. La propia naturaleza del material, no obstante, nos llevó a un resultado mucho más solemne: habían nacido los Lost Links. De ahí fueron surgiendo toda una serie de híbridos que se articulaban con mucha naturalidad en el imaginario colectivo, como si su mera existencia real - radiográfica- fuera incuestionable.
EVOLUCIÓN DEL PROYECTO
Una vez determinada la iconografía mitológica, se ha llegado a la conclusión de que la mejor forma de representar esta imaginería es sobre un material fotosensible y translúcido similar a la radiografía (duratrans) en cajas de luz de dimensiones humanas de 1 x 2 m, aproximadamente.
La idea es representar cada uno de los personajes que componen el proyecto a escala 1:1.
A su lado, un monitor con imágenes en movimiento mostrará aspectos que evidencian su condición de ser vivo. Existirá, además, la posibilidad de escuchar el sonido ambiental en el que habita cada uno de estos híbridos; su voz, cantos, movimientos o rozamiento con el medio al que pertenecen.
Todo esto irá acompañado de unas mediciones biofisiológicas y biométricas del individuo "imaginado" en otra caja retroiluminada.
Y por último, la evidencia de su existencia en el imaginario colectivo: un listado arqueopsíquico on-line de las miles de referencias que existen en internet de estos seres de mitología viva.
HIBRIDARIO
Los Lost Links son híbridos con componente humano y animal o de máquina. Representan las infinitas posibilidades de amalgama entre la naturaleza humana y la no humana o, al menos, las que han sobrevivido convirtiéndose en arquetipos.
Este espectro hibridario arquetípico - presente, pasado y futuro- lo hemos dividido en las siguientes cuatro categorías dentro de las cuales hemos ido incluyendo los seres que ya hemos finalizado:
1. Mitológica.
SIRENA. Este ser, aun siendo un mito clásico ha perdurado a lo largo de la historia de la humanidad sin cambiar apenas sus atributos.
Se trata, pues, de un híbrido bien posicionado en el imaginario colectivo y suele simbolizar la tentación; una de las versiones de la femme fatale, la que seduce con la voz.
Encontramos ejemplos en el cine -La sirenita, 1, 2, 3 Splash-, pero sobre todo en las artes plásticas como la macabra recreación de Juan Cabana (Las sirenas del lago Maracaibo). Con toda probabilidad las sirenas despiertan un eco talámico de nuestro origen acuático, en cierto modo una posibilidad abierta de regresión o evolución.
ESFINGE. Otro “animal” mitológico que representa la posesión de la sabiduría, de todas las respuestas y de las ciencias del pasado. En nuestra versión la mostramos embarazada como símbolo del enigma que esconde dentro.
GORGONA. Simboliza el aspecto maligno y destructor de la naturaleza femenina. Otra femme fatale, la que mata con la mirada. Aunque no goza de tanta popularidad como otros arquetipos, su iconografía ha sido explotada por creadores tan diversos como Gianni Versace o Josef Von Sternberg, en su película The Shanghai Gesture y su malévolo personaje Mother Gin Sling.
2. Máquina:
CYBORG. Este híbrido, mitad hombre mitad máquina representa el ser mitológico del presente. Se trata aquí de trabajar con la analogía de las funciones fisiológicas humanas y su reestructuración con piezas artificiales de un ser humano recreadas: unas rodillas de titanio, unas válvulas para el corazón, unas caderas de plástico o una placa de metal en el cerebro por ejemplo, son componentes habituales que han pasado a formar parte de nuestro día a día.
3. Cinematográfica / literaria:
MONSTRUO DE FRANKENSTEIN. De alguna forma relacionado con el cyborg, este ser ha sido construido a partir de piezas mecánicas pero también de diversos fragmentos de distintos cuerpos humanos. Simboliza la pérdida de la identidad y el tabú del muerto revivido. Las numerosas versiones que van apareciendo periódicamente del personaje creado por Mary Shelley dan fe de su excelente salud como icono del pop: The Rocky Horror Picture Show, Frankenstein, El Jovencito Frankenstein, La novia de Frankenstein, Flesh for Frankenstein (producción de la factoría Warhol), The Munsters...
VAMPIRO. Convertido en un supermito gracias a su proyección universal a partir del relato de Bram Stoker “Drácula” no sólo nos remite al diablo si no que lo complementa. Es la versión moderna de las lamias: su condición de no-vivo y capacidad de transmutación similar a la de un dios, junto con su necesidad de sangre humana como fuente de energía tabú lo incluyen en este apartado más escatológico.
Sus versiones artísticas, literarias y cinematográficas son innumerables: desde la actual serie de TV True Blood pasando por Entrevista con el vampiro de Anne Rice, Drácula de Coppola, la cinta de culto Arrebato del director Iván Zulueta (donde se entremezclan hábilmente el vampirismo, el cine y la droga) o la inefable saga Blade evidencian una fuente de energía inagotable.
LICÁNTROPO. Como la sirena, el hombre lobo goza de buena salud como mito clásico reinventado a lo largo de los siglos. Desde las leyendas celtas hasta La Caperucita Roja de Perrault, este ser antropomórfico simboliza la animalidad del hombre en su versión más cíclica. El miedo ancestral a ser devorado por un ser maligno que proviene de nuestra propia especie nos remite a épocas en las que el canibalismo era otra forma de supervivencia. En compañía de lobos de Neil Jordan (una brillante reinterpretación del cuento de Perrault), El bosque del lobo de Pedro Olea, Un hombre lobo americano en Londres de John Landis, y de una forma más oblicua La Bella y la Bestia de Jean Cocteau son algunos de los muchos títulos con los que este ser lunático se ha mostrado en el medio cinematográfico.
4. Moral:
ÁNGEL. Otra muestra clásica de la mitología que, una vez pasada por el cedazo del cristianismo, se estanca en su representación de lo sublime en lo espiritual, en el símbolo de la protección y, por extensión, del bien. Imposible enunciar las miles de representaciones
artísticas, gráficas, simbólicas, cinematográficas, literarias y religiosas de este híbrido.
DIABLO. Convertido en el arquetipo del mal por excelencia posee un impacto brutal en el imaginario colectivo. De vigencia incuestionable, representa la amoralidad y la ambigüedad en su estado más puro.
Hemos tomado como referencia la carta El diablo del tarot de Marsella; su transexualismo naïf nos remite al cambio transgenérico del que estamos siendo testigos en este siglo XXI.
LA RADIOGRAFÍA COMO IMAGEN DE LA REALIDAD
La naturaleza radiográfica de Lost Links nos lleva a no dudar de su existencia. Una radiografía es, en principio, irrefutable en el sentido de que es la fotografía interior de un ser, íntima hasta sus últimas consecuencias.
HISTORIA DEL PROYECTO
En su origen la idea era realizar un montaje radiográfico ensamblando fragmentos de radiografías de animales, máquinas y humanos.
Se pretendía crear unos caracteres humorísticos y absurdos, unos seres imposibles. La propia naturaleza del material, no obstante, nos llevó a un resultado mucho más solemne: habían nacido los Lost Links. De ahí fueron surgiendo toda una serie de híbridos que se articulaban con mucha naturalidad en el imaginario colectivo, como si su mera existencia real - radiográfica- fuera incuestionable.
EVOLUCIÓN DEL PROYECTO
Una vez determinada la iconografía mitológica, se ha llegado a la conclusión de que la mejor forma de representar esta imaginería es sobre un material fotosensible y translúcido similar a la radiografía (duratrans) en cajas de luz de dimensiones humanas de 1 x 2 m, aproximadamente.
La idea es representar cada uno de los personajes que componen el proyecto a escala 1:1.
A su lado, un monitor con imágenes en movimiento mostrará aspectos que evidencian su condición de ser vivo. Existirá, además, la posibilidad de escuchar el sonido ambiental en el que habita cada uno de estos híbridos; su voz, cantos, movimientos o rozamiento con el medio al que pertenecen.
Todo esto irá acompañado de unas mediciones biofisiológicas y biométricas del individuo "imaginado" en otra caja retroiluminada.
Y por último, la evidencia de su existencia en el imaginario colectivo: un listado arqueopsíquico on-line de las miles de referencias que existen en internet de estos seres de mitología viva.
HIBRIDARIO
Los Lost Links son híbridos con componente humano y animal o de máquina. Representan las infinitas posibilidades de amalgama entre la naturaleza humana y la no humana o, al menos, las que han sobrevivido convirtiéndose en arquetipos.
Este espectro hibridario arquetípico - presente, pasado y futuro- lo hemos dividido en las siguientes cuatro categorías dentro de las cuales hemos ido incluyendo los seres que ya hemos finalizado:
1. Mitológica.
SIRENA. Este ser, aun siendo un mito clásico ha perdurado a lo largo de la historia de la humanidad sin cambiar apenas sus atributos.
Se trata, pues, de un híbrido bien posicionado en el imaginario colectivo y suele simbolizar la tentación; una de las versiones de la femme fatale, la que seduce con la voz.
Encontramos ejemplos en el cine -La sirenita, 1, 2, 3 Splash-, pero sobre todo en las artes plásticas como la macabra recreación de Juan Cabana (Las sirenas del lago Maracaibo). Con toda probabilidad las sirenas despiertan un eco talámico de nuestro origen acuático, en cierto modo una posibilidad abierta de regresión o evolución.
ESFINGE. Otro “animal” mitológico que representa la posesión de la sabiduría, de todas las respuestas y de las ciencias del pasado. En nuestra versión la mostramos embarazada como símbolo del enigma que esconde dentro.
GORGONA. Simboliza el aspecto maligno y destructor de la naturaleza femenina. Otra femme fatale, la que mata con la mirada. Aunque no goza de tanta popularidad como otros arquetipos, su iconografía ha sido explotada por creadores tan diversos como Gianni Versace o Josef Von Sternberg, en su película The Shanghai Gesture y su malévolo personaje Mother Gin Sling.
2. Máquina:
CYBORG. Este híbrido, mitad hombre mitad máquina representa el ser mitológico del presente. Se trata aquí de trabajar con la analogía de las funciones fisiológicas humanas y su reestructuración con piezas artificiales de un ser humano recreadas: unas rodillas de titanio, unas válvulas para el corazón, unas caderas de plástico o una placa de metal en el cerebro por ejemplo, son componentes habituales que han pasado a formar parte de nuestro día a día.
3. Cinematográfica / literaria:
MONSTRUO DE FRANKENSTEIN. De alguna forma relacionado con el cyborg, este ser ha sido construido a partir de piezas mecánicas pero también de diversos fragmentos de distintos cuerpos humanos. Simboliza la pérdida de la identidad y el tabú del muerto revivido. Las numerosas versiones que van apareciendo periódicamente del personaje creado por Mary Shelley dan fe de su excelente salud como icono del pop: The Rocky Horror Picture Show, Frankenstein, El Jovencito Frankenstein, La novia de Frankenstein, Flesh for Frankenstein (producción de la factoría Warhol), The Munsters...
VAMPIRO. Convertido en un supermito gracias a su proyección universal a partir del relato de Bram Stoker “Drácula” no sólo nos remite al diablo si no que lo complementa. Es la versión moderna de las lamias: su condición de no-vivo y capacidad de transmutación similar a la de un dios, junto con su necesidad de sangre humana como fuente de energía tabú lo incluyen en este apartado más escatológico.
Sus versiones artísticas, literarias y cinematográficas son innumerables: desde la actual serie de TV True Blood pasando por Entrevista con el vampiro de Anne Rice, Drácula de Coppola, la cinta de culto Arrebato del director Iván Zulueta (donde se entremezclan hábilmente el vampirismo, el cine y la droga) o la inefable saga Blade evidencian una fuente de energía inagotable.
LICÁNTROPO. Como la sirena, el hombre lobo goza de buena salud como mito clásico reinventado a lo largo de los siglos. Desde las leyendas celtas hasta La Caperucita Roja de Perrault, este ser antropomórfico simboliza la animalidad del hombre en su versión más cíclica. El miedo ancestral a ser devorado por un ser maligno que proviene de nuestra propia especie nos remite a épocas en las que el canibalismo era otra forma de supervivencia. En compañía de lobos de Neil Jordan (una brillante reinterpretación del cuento de Perrault), El bosque del lobo de Pedro Olea, Un hombre lobo americano en Londres de John Landis, y de una forma más oblicua La Bella y la Bestia de Jean Cocteau son algunos de los muchos títulos con los que este ser lunático se ha mostrado en el medio cinematográfico.
4. Moral:
ÁNGEL. Otra muestra clásica de la mitología que, una vez pasada por el cedazo del cristianismo, se estanca en su representación de lo sublime en lo espiritual, en el símbolo de la protección y, por extensión, del bien. Imposible enunciar las miles de representaciones
artísticas, gráficas, simbólicas, cinematográficas, literarias y religiosas de este híbrido.
DIABLO. Convertido en el arquetipo del mal por excelencia posee un impacto brutal en el imaginario colectivo. De vigencia incuestionable, representa la amoralidad y la ambigüedad en su estado más puro.
Hemos tomado como referencia la carta El diablo del tarot de Marsella; su transexualismo naïf nos remite al cambio transgenérico del que estamos siendo testigos en este siglo XXI.
LA RADIOGRAFÍA COMO IMAGEN DE LA REALIDAD
La naturaleza radiográfica de Lost Links nos lleva a no dudar de su existencia. Una radiografía es, en principio, irrefutable en el sentido de que es la fotografía interior de un ser, íntima hasta sus últimas consecuencias.